Se terminó la ilusión. Se sabía que no iba a ser fácil, pero se soñaba con un milagro doble: golear acá y que en Brasil no gane San Pablo. Ninguna de las dos situaciones fue posible.
A San Lorenzo le faltaron ideas para quebrar el orden defensivo de Danubio. Como se pensaba, con la ausencia de Blanco el conjunto de Bauza se quedó sin generación de juego, y el doble "9" Cauteruccio - Matos quedó muy aislado.
Romagnoli estuvo muy solo para intentar generar algo, ya que Villalba no pudo tampoco pudo conectarse en el encuentro, y los laterales intentaban empujar por los costados, pero sin claridad.
En la segunda etapa, el "Patón" intentó quebar a la defensa uruguaya con los rapiditos y hábiles Avila y Barbaro, pero los uruguayos siguieron bien parados y ordenados.
Para colmo, cuando el partido marchaba a un empate en cero, un cabezazo dejó a San Lorenzo con las manos vacías. Derrota por 1 a 0.
Esta vez el milagro no pudo ser. Entre un sorteo nefasto, la mala puntería en otros encuentros, el escaso volumen de juego, algunos planteos erróneos y el muy bajo nivel de algunos jugadores, habría que buscar a los responsables de esta eliminación.