Balance Positivo
- 24/06/2013
- Aldo Gaibuz
- 726
El resultado es más que satisfactorio. De la mano de
Juan Antonio Pizzi,
San Lorenzo jugó 19 partidos, de los cuales ganó 8, empató 8 y perdió 3. Obtuvo 32 puntos, es decir una efectividad superior al 56%. Los números son contundentes si encima los comparamos con el período
Asad - Madelón, en donde no superamos el 34% de los puntos obtenidos.
Pero más aún que la frialdad numérica está el juego. Y en eso la actuación ha sido más importante todavía. San Lorenzo fue en todo el torneo un equipo que buscó ser protagonista. A veces lo logró y otras no, pero siempre fue el objetivo. Pasó por tres golpes durísimos: la desafectación del uruguayo
Luis Aguiar, la detención de su arquero, capitán y referente
Pablo Migliore y el fracaso rotundo de la costosa dupla de delanteros "europeos" que llegaron en julio pasado:
Jara y Stracqualursi.
Todos estos hechos hacían pensar que
San Lorenzo otra vez iba camino a sufrir con el promedio del descenso. Ese viernes a la noche en
Quilmes parecía confirmar lo peor: el 1 a 0 en el primer tiempo para el equipo cervecero nos angustiaba nuevamente. Sin embargo a partir de ese segundo tiempo resurgió el Ciclón, lo dio vuelta y a partir de allí se hizo fuerte como nunca.
Sobre todo de visitante, donde se mantuvo invicto en todo el toneo ganando también en otras canchas difíciles como Colón, Arsenal, All Boys e Independiente. La aparición de los jóvenes
Gonzalo Verón, Tito Villalba , Leandro Navarro y Ángel Correa le dieron una inyección de fútbol y de ánimo. Al gran trabajo de los pibes se le sumaron la garra de
Kannemann, el empuje de
Gentiletti, la inteligencia táctica de
Mercier, el fútbol aunque a veces en cuentagotas de
Piatti y Álan Ruiz , y el corazón y la inteligencia de
Romagnoli, lograron que San Lorenzo obtenga un cuarto puesto, se clasifique a la Copa Sudamericana, pase dos rondas de la Copa Argentina y que el tema del promedio sea un mal recuerdo.
En el debe nos queda lo que le sigue costando al equipo ganar de local, mejorar las actuaciones en los primeros tiempos que por lo general han sido bastantes flojas y un mayor equilibrio en la mitad de la cancha ya que por momentos
Mercier está solo contra el mundo. Los objetivos han sido cumplidos y con creces.
Hace 1 año atrás llorábamos de emoción por salvarnos de milagro del descenso. Hoy respiramos tranquilos y estamos esperanzados en que quizás, con un central de jerarquía, la vuelta de
Ortigoza, un centrodelantero de movilidad y gol y el vamos vamos lo pibes, el segundo semestre sea aún mejor que el primero.
Ojalá asi sea.