Los ataques interiores y la suma de todos los N° 9

Los ataques interiores y la suma de todos los N° 9

Justo cuando Juan Antonio Pizzi parecía haber encontrado el equipo (más allá de las rotaciones) y a su mayor referente de área como Martín Cauteruccio -que en 6 fechas ya había anotado 5 tantos-, el N° 9 se lesionó y generó una gran incertidumbre en San Lorenzo, a tal punto que se pidió a la AFA la posibilidad de incorporar otro delantero. Tampoco era sencillo porque Cauteruccio tiene características especiales, de esos delanteros que explotan el espacio, que se adaptan mejor a un juego de contraataque que de participación más colectiva y de movimientos en espacios reducidos.

El uruguayo no es un N° 9 estilo Palermo, Abreu, Gigliotti, Menéndez o Silva, aunque se las había arreglado para acomodarse a las necesidades del equipo y de sus compañeros. Héctor Villalba, con muy buenos rendimientos, sería su reemplazante natural puertas adentro, pero el entrenador escogió otra variante: sumar a los buenos pies de Mercier y Ortigoza, a Romagnoli, Correa, Verón y Piatti. Los cuatro últimos, todos con capacidad para asistir, pisar el área y también convertir.

Es que más allá del centrodelantero, el juego de San Lorenzo tiene una particularidad: ataca más con avances interiores que con desdoblamientos externos; intenta un camino más directo, central y vertical. Puede abrir la cancha con Buffarini y Mas desde lo posicional, pero no los usa tanto en los carriles externos. Una de las claves está en la movilidad que, dentro de un 4-2-3-1 o 4-2-2-2, aporta para sacarle referencias al rival, generar asociaciones con descargas que pueden ser rápidas al espacio o cortas al pie.

Pero, sobre todo ante rivales que suelen pararse atrás, es importante la movilidad para generarse los huecos ofensivos. El golazo de Piatti para el 3-0 ante Gimnasia fue todo ataque central, como si se trazaran líneas imaginarias paralelas y verticales que continuaran y unieran un área grande de la otra (como se ve en la imagen). Romagnoli, Correa, Mercier, Verón, asistencia de Correa y gol de Piatti. Por allí ataca preferentemente el Ciclón. Verón puede ir por afuera (como en el muy buen tanto a Quilmes), y el propio Villalba también, como en el centro que finalizó en el 2-0 de Cavallaro ante Colón. Pero no es casualidad que 9 de los 15 goles en el Inicial hayan sido con ataques interiores y sólo en 3 hayan usado los carriles de las bandas para elaborar.

Los restantes fueron de pelota parada (2) y de penal (1). 27 de los 36 ataques de San Lorenzo frente a Gimnasia fueron interiores, dentro de un rectángulo imaginario que demarcaría la unión horizontal de las dos áreas. Sólo 9 tuvieron participación "externa", utilizando las bandas. Sin un nueve clásico, todos pueden llegar a sorprender en esa posición. Como suele decir Pep Guardiola, lo importante no es "estar", sino "llegar" al área.

Y San Lorenzo edifica a partir del buen pie. Por eso el golazo de Alvarado, un central que ya había avisado pisando el área a los 39 minutos del primer tiempo, cuando tiró una pared y fue a buscar la devolución de Correa como un Nº 9 más. De todas formas, vale una aclaración: aun estando lesionado el juvenil Rodrigo Contreras (centrodelantero de 1,80m), da la impresión de que al Ciclón le falta, desde las características, un atacante potente y alto, que no sólo puede serle útil para ganar de arriba tras un centro y ante defensas cerradas cerca de su arquero, sino también para colaborar como libre en las pelotas paradas en contra, hoy responsabilidad bien llevada por Ortigoza (1,80m).

Si bien siempre tuvo gente alta para tomar marcas (Mercier, Gentiletti, Alvarado, Mas, Navarro, Kannemann), tras el cambio de marcación (dejó de hacer zona y tomó hombre en los córners), el Ciclón dejó de sufrir sobresaltos. En ataque pisa fuerte y se ilusiona. Después de sacar cuentas y analizar variantes, ni Viatri, ni Funes Mori, ni Riaño, ni Bueno, ni Castillejos.

A falta de un centrodelantero definido y con experiencia (y sin un refuerzo que lo reemplace), los jugadores entendieron que, con movilidad, inteligencia y sacrificio colectivo, el N° 9 de San Lorenzo podía estar en el plantel: ¿Villalba? ¿Verón? ¿Correa? ¿Piatti? ¿Cavallaro? ¿Alvarado? ¿Romagnoli? ¿Elizari? Ninguno de ellos.

En realidad, la suma de todos ellos..

 

 Christian Leblebidjian

Canchallena.com