San Lorenzo contaba con la inmejorable posibilidad de quedar como único puntero del torneo, sólo debía lograr un triunfo en el "Nuevo Gasómetro" ante el sorprendente Colón de Santa Fe.
Pero no pudo quebrar el cero, puesto que resultaron determinantes la enorme actuación del arquero sabalero Germán Montoya, custodiado por los duros centrales Lucas Landa y el uruguayo Gerardo Alcoba, y por uno de los mejores doble cinco integrado por Ezequiel Videla y César Meli, y principalmente por la falta de efectividad en el área rival que padeció el último campeón del fútbol argentino.
El conjunto dirigido tácticamente por Edgardo Bauza, que lució su camiseta alternativa color blanca con la imagen del Papa Francisco, mejoró el nivel respecto a sus últimas dos presentaciones (ante Godoy Cruz y frente a la Unión Española de Chile por la Copa Libertadores), pese al discreto primer tiempo, en la segunda mitad fue más ambicioso, buscó por todos los sectores romper el cerrojo impuesto por la visita, tuvo el control de la pelota, contó con una defensa sólida, debido a los rendimientos destacados de Fabricio Fontanini y Santiago Gentiletti e hizo los méritos necesarios para llevarse el triunfo.
La falta de claridad, de contundencia en los últimos metros fue el mayor déficit de San Lorenzo, contó con las chances para convertir a partir de su goleador Nicolás Blandi, en tres ocasiones, un cabezazo que pasó al lado del palo izquierdo y una doble posibilidad en la misma jugada que tapó Montoya, la figura excluyente de la noche.
Resulta perjudicial el bajón futbolístico de Ignacio Piatti, clave en el equipo campeón comandado por Juan Antonio Pizzi, y el cansancio físico de Angel Correa, más allá de que ilusiona con cada una de sus intervenciones.
Si bien, el "Paton" intentó a partir de las modificaciones llegar a la apertura del marcador, pareció tardío el ingreso de Héctor Villalba, el cual aportó velocidad, gambeta y desequilibro en ofensiva, complicándo permanentemente a los defensores visitantes.
Respecto a los conducidos por Diego Osella, se llevó el empate que fue a buscar, un equipo comprometido con el promedio que necesita sumar, que conoce sus limitaciones y explota las pocas virtudes que posee. Generó una posibilidad clara sobre el final, definida de manera érronea por el juvenil Gabriel Graciani.
Empate que duele para el Ciclón, ya que el torneo es parejo, porque se dejaron dos puntos sobre el final en Mendoza, y porque se aproximan dos partidos en condición de visitante y en estadios complicados para cualquier rival (Gimnasia Esgrima La Plata y Tigre).
No obstante, se rescata como positivo, la aparición de Fontanini en su puesto natural de marcador central (había sido la figura ante el "Tomba"), el buen partido de Enzo Kalinski y la cantidad de situaciones de peligro generadas.
En el horizonte se observa el encuentro determinante del próximo jueves ante la Unión Española en Chile, está prohibido perder, puesto que se pondría en peligro la clasificación a los octavos de final del certamen más prestigioso del continente, lo cual dolería demasiado debido a que es la máxima ambición del pueblo azulgrana.