Las semifinales del Mundial de Clubes arrancaron ayer con la victoria arrasadora del Real Madrid por 4 a 0 sobre el Cruz Azul mexicano, y hoy era el turno del campeón de América, el Club Atlético San Lorenzo de Almagro, contra el Auckland City de Nueva Zelanda, campeón de Oceanía.
El partido comenzó a las 16.30, y nunca se planteó fácil. Los neozelandeses no eran el equipo amateur que todos preveían. Corrían, metían y hasta en algún momento llegaron a tirar un par de paredes. San Lorenzo, en cambio, tuvo un desempeño bastante mediocre, lo que hizo que su rival hasta pareciera mejor de lo que era. Párrafo aparte para el árbitro, que parecía más de básquetbol que de fútbol. Para el encargado de dirigir el encuentro, cualquier roce era merecedor de una falta, y hasta de tarjeta amarilla. Y en algunas insólitas, un tropiezo de un jugador del Auckland también era foul.
A los 9 minutos del primer tiempo, un tiro libre de Pablo Barrientos y un cabezazo de Mario Yepes insinuaron que el Ciclón podía ser protagonista del partido, pero no fue hasta los 20 que pudo volver a acercarse al arco , con un remate de derecha de Martín Cauteruccio, detenido sin problemas por el arquero de Auckland City. A los de Edgardo Bauza les faltaba presión y potencia en la delantera. El esquema de 4-1-4-1 fue bastante mezquino ante un rival que en los papeles no tenía mucha potencia ofensiva. Tímidamente, el rival del Cuervo se acercó y llegó a inquietar el arco de Sebastián Torrico. Sobre el final del primer tiempo, una gran jugada colectiva que incluyó a Gonzalo Verón y a Emmanuel Mas, terminó en el pie izquierdo del Pitu Barrientos, que colocó la pelota al lado del palo y desató el delirio de los hinchas azulgranas.
En el comienzo del segundo tiempo, una muy buena aparición individual de Cauteruccio casi termina en gol, pero después de correr 40 metros con el balón, los defensores neozelandeses lograron detenerlo. A los 20 del complemento, un genial pase entre líneas le quedó a Fabrizio Tavano, que descolocó con un toque a Torrico y le dejó el balón al español Ángel Berlanga, que puso las cosas 1 a 1. Faltaban 15 para el final y el 9 azulgrana hizo una maravilla que estuvo muy cerca de convertirse en un golazo: sombrerito al defensor y zurdazo de volea que pegó en el palo. No se le daba al conjunto de Boedo, y 40 segundos después el Auckland tenía una chance clarísima en los pies del argentino Emiliano Tade, que mano a mano con Torrico falló con el pie izquierdo.
Al alargue nomás, y a los 2 minutos un pelotazo le cayó a Mauro Matos, que había ingresado en el complemento. El 26 la bajó, y después de un mal rechazo del defensor rival, el mismo delantero metió un zurdazo impresionante, inatajable para el arquero. Era locura azulgrana. A los 112, un remate desde afuera pudo ser el empate para los de Nueva Zelanda, pero el palo salvó a Torrico.
Se sufrió de más. Muchísimo. Se jugó mal, es cierto.
El partido de hoy deberá ser una enseñanza para todos. Pero ya es pasado.
Lo único que importa es que a San Lorenzo lo espera el Real Madrid en la final del Mundial de Clubes 2014. Vamos, Ciclón.